domingo, 15 de diciembre de 2013

Narciso
Un día me levante de la cama fui al baño y al observarme en el espejo note una lanita en mi ojo, me arrime y me acerque para ver que era hasta que mi frente toco el espejo; baje mis manos lentamente y mirándome a los ojos me salude, jamás me había tenido tan cerca y tan intimo, pensé; que bueno pa vos que solo sos un reflejo, me quede elevado por unos segundos y a la realidad, me metí a... la ducha y en 5 minutos estaba listo me vestí de sudadera y camiseta y Salí a comprar el desayuno, algo me grito el portero y le asentí con la mano mientras corría antes que se cerrara el garaje, llegue a la panadería sin disminuir la carrera ya que estaba empezando a llover, mire la solapa de la niña que atiende y su nombre era ana le dije ; Ana y le señale un pan, ella me lo paso en una servilleta y me dijo; otsug ohcum onC

Gecen

Despierto, zumban mis oídos , todo me duele, tengo el sabor metálico de la sangre en mi boca y un dolor intenso me atraviesa, la lluvia estalla en mi cara y se confunde con este acufeno en una algarabía húmeda y fría que rueda por mi cara, migajas de vida que van y vuelven a medida que voy y vengo de la inconsciencia, trato de abrir los ojos pero están hinchados y no puedo ver, trato de moverme ...y siento un millón de agujas que se clavan en mi cuerpo y me mandan sin reclamos al desmayo.
Mi cara esta contra el suelo, huele a tierra, impoluta, ausente ella del sudor del campesino, del colono o del abono, la selva húmeda me abraza y la noche me envuelve, juntas me reclaman y no sé por qué… yo no pertenezco a ellas, que hago aquí? mis neuronas están gritando juntas y mi cabeza entra en franco inventario, estoy perdiéndome, no sé si en brazos de Morfeo o del mareo y suavemente me voy diluyendo en un océano de olvido.
Un sobresalto, siento que se me va salir el corazón, los recuerdos rechinan en mi cabeza como latas arrugándose y el olor a gasolina y muerte me sobrecoge, ahora todo es claro, ayer , salimos en mi avión hacia la finca, obviamente no llegamos!!, me siento de un brinco y ahogo mi dolor en un grito que resuena como un rugido por cañones y selva, miro el reloj y han pasado 24 horas desde que salimos, he estado inconsciente casi un día, la cabeza me da vueltas, algo no está bien en ella. Yo no venia solo, la piloto y la señora donde están? alzo la frente y hay una tarde plomiza y amenazante, un estrato gris-negro esconde los picos de esta parte de los andes, lentamente me senté y un aguacero reventó encima de mí y de mi suerte, bajo la cabeza para evitar el agua en mis ojos y ahí esta el avión, la trompa está parcialmente enterrada y el color plateado de las alas contrasta con el gris de los palos de monte, empapado de agua y de miedo, me dejo caer esta vez no por el dolor del cuerpo si no por la impresión de mi situación.
Con las ultimas luces del día saco fuerzas de donde ya no hay y por entre bejucos llego hasta el avión, sobre el capo arrugado reconozco la mano bien cuidada y el reloj de la piloto, miro en el color de sus uñas la marca de la parca, su pelo esta sobre el tablero y su cara esta contra los instrumentos, la pasajera esta reclinada hacia atrás con los ojos y boca abierta como si en ese ultimo exhalo de vida, se hubiese escapado su alma y la del hijo que esperaba, el silencio de ellas es un macabro reclamo hacia mi por estar parado inmiscuyéndome en un mundo al que aun no pertenezco y al que ellas ahora pertenecen.
Mi única salvación es salir de aquí, mis recursos son nulos, con el manual del aviòn empiezo mi viaje dejando hojas en lugares visibles por si encuentran el avión me puedan seguir y alcanzarme, me siento mareado y la realidad empieza a mezclarse con alucinaciones, a veces alguien me acompaña y hasta hemos tenido conversaciones, me habla de un rio muy transparente y un paisaje hermoso que yo conozco e insiste que debemos ir, me hallo solo gritando que no me voy, que me deje tranquilo, esto, solo para darme cuenta que había perdido el conocimiento y estaba delirando y aparte de la selva también estoy transitando en la frontera del juicio y la locura, llego a un aserradero de selva que esta deshabitado, es domingo y hoy no trabajan y mañana es día de fiesta así que estoy por mi cuenta.
Es de noche estoy muy mareado y me siento extraño, el frio no me afecta, ni la incomodidad, ni la oscuridad, ni la soledad, estoy en un lugar del aserradero y luego en otro y otro y no me acuerdo cuando me moví, la verdad mis piernas no quieren caminar mas, mi cuerpo está buscando descanso, mi cabeza se quiere reventar del dolor y ya prefiero estar con lo que proyecta mi cerebro que con lo poco que perciben mis sentidos, me acuesto para que no me coja parado, veo y pienso en mis hijos, mi mujer, mis hermanos, mi finca , mi billar octogonal, mis motos, mis carros, mis recuerdos , mis aciertos y desaciertos, tengo la boca seca y es casi imposible abrir los ojos, un sueño total me gobierna. Una paz me embarga cuando comprendo que estoy deshaciendo mis pasos y no lo niego, sentí nostalgia por vivir, pues creyendo que el sablazo que me había mandado la muerte, lo había evitado por suerte, para darme cuenta ahora en esta última noche cuando la parca me está abrazando y me dice jorge tulio entregate, que el templo del tiempo es el corazón de quienes te amaron y ahí no hay ni olvido ni tumbas.

Que por que le temo al numero 14?

Que por que no me gusta el numero 14?

El martes 14 de Diciembre de 1984 fui testigo de un accidente devastador para muchas familias de mi ciudad, mis vecinos de barrio y para la aviación en general.
Recuerdo mi capacidad de identificar aeronaves con el oìdo, era tan precisa, que reconocía las distintas aeronaves que marcaron esa época y hasta si venían con problemas, habilidades que los radicale...s libres, la edad y la música a a alto volumen han menguado a un simple visto bueno del fonoaudiólogo para seguir volando.
largas horas pasaba de niño leyendo un libro de la editorial Española DANAE llamado secretos sobre astronáutica y el espacio, era un libro azul que mostraba cohetes y aviones militares de los Estados Unidos de América y de la Unión de Republicas Socialistas Soviéticas, aún me acuerdo de su olor y mi interés y dedicación viendo esas fotos de aeronaves y el cuidado que me hacían tener con ese libro, pues así como tenia mi pieza con recortes de cuanto avión salía en revistas, me estaba prohibido deshojar ese libro y que esas figuras terminaran adornando mis paredes, dejando los aviones otra vez lejos de mi; sobre mi casa, lejos desde mi techo o en un libro inviolable.

El barrio Provenza, parte de el Poblado era un vecindario de clase media sin tantos edificios, locales y arboles como hoy en día y me permitía ver desde el techo de mi casa la plataforma y secciones de la pista de aterrizaje del Olaya como se llama nuestro aeropuerto local, ese lugar del techo era un mirador improvisado donde veía el desarrollo del día aeronáutico, de mi barrio y de los juegos callejeros de mis amigos.

Una de mis vecinas era Doña Inés Restrepo vda de Ramírez, madre de dos aviadores militares que eran una especie de héroes para el barrio por sus rasantes en aviones de combate" F-86 sabre" sobre las casas del poblado , saludando a su mamá, un día, Adela, empleada de Doña Inés me mostro una habitación de esa casa donde había aviones de escala pegados del techo cascos militares de combate con sus mascaras de oxigeno y overoles de vuelo, ese día estuve literalmente cerca del cielo , recuerdo también al Capitán Pedro Gerardo Ramírez y su carro de fibra de vidrio blanco y azul fabricado por él, que parecía mas una lancha con ruedas que un buggy, pero andaba y bien y de su amistad con mi familia y como mi papá me dijo un día que aquel hombre amable conmigo y que caminaba con su familia como cualquier parroquiano, era quien piloteaba aviones de guerra!!!.
Yo fui un fiel fan de una serie llamada los tigres voladores, serie que daban los sábados por la tarde y me acuerdo de los esfuerzos de mi papà por cuadrar la antena del viejo televisor Motorola de tubos en la finca para que yo pudiera ver los Corsarios F4U combatiendo en el pacifico sur al mando del legendario comandante Papi boyington, en esa época yo tenia avioncitos de metal Matchbox y subía palmas sacando tímidamente el juguete por la ventanilla y soñaba al ver mover su hélice por la magia del viento en el carro de mi papá y luego en la finca me la pasaba haciendo aeropuertos lejos de la casa y peleando mis propias guerras y soñando con ser uno de los actores de las batallas del cielo, sin siquiera sospechar los horrores que una guerra tiene y que solo mi mente proyectaba como una aventura de vuelo, evidentemente ya tenia una vocación.

Un sábado del ya lejano 1979, en mi finca, sentí un ruido de un avión, muy extraño, atípico, mi cerebro buscó ese sonido y no lo pudo identificar, pegue un brinco salí corriendo y mire al cielo, justo encima de mi finca con un ruido infernal y celestial a la vez, pasaba a toda velocidad y rasante lo impensable para mi; una aparición, real y de metal, un avión de combate Mustang p51 amarillo con carlinga azul iniciando un loop sobre esa región nunca usada por la aviación real, solo por mis sueños, pues era solo era el lugar de mis batallas fantásticas sin contrincantes, donde moría y luchaba por causas que ni conocía ni me importaban, deje caer mis aviones de juguete y silencioso, pálido y con la boca abierta como cualquier mortal ante una milagro, vi esa obra de arte voladora al mando de Pedro Ramirez hacer un patrón de maniobras exquisitas. Ese día tuve una epifanía y supe a que había venido a este mundo.

El Martes 14 de diciembre de 1983 a la una de la tarde se escucho una explosión inusual en tiempos de esa Medellín, mi curiosidad me obligó a subir al lugar donde todo lo veía, un impresionante hongo negro de humo crecía al costado norte del Olaya Herrera y mi mamà me gritó, Juan en caracol están diciendo que se cayó un aviòn!! yo instintivamente desde el techo miré a la casa de mi vecina Doña Ines y observe el carro del Capitán Pedro Ramírez un Toyota blanco parqueado al frente y de verdad sentí un descanso, pero segundos después la realidad me dio una cachetada con la mano abierta al ver salir a las hijas del Capitán Ramírez y a su esposa a los gritos repitiendo y llorando, mi papá iba en ese avión, recuerdo las vecinas del barrio saliendo de sus casas soltando los trapos de cocina en una actitud que tiene que ser algo instintivo pues salieron todas en segundos incluida mi mamá a abrazar a las dolientes, yo con 14 años de edad quede impávido ante tamaña escena, y si la realidad fue que el capi Ramírez ahora volaba a la eternidad.
14 años después de ese accidente, el 14 de diciembre de 1997 ya siendo piloto en Aces, estaba estrenando una moto y fui a los hangares a mostrar mi nueva adquisición a mis amigos, ese dia yo sabia que se cumplían 14 años del accidente del Tampa y de la muerte del Capitàn Ramirez y fuimos varios compañeros a la calle de rodaje "Golf" a ver despegar aviones como era costumbre entre nosotros y a ver un colega de Aces volar su propio aviòn, un biplano Boeing Stearman y siendo testigo presencial, la realidad me volvió a cachetear y me mostro en una mueca sorda, siniestra y coincidente ver el biplano tripulado por mi compañero de Aces estrellarse y crear otro hongo de humo en el mismo lugar donde 14 años antes se había perecido el heroe que habia interrumpido una tarde de sábado con su Mustang mi fantasía y me había mostrado con metal y audacia de que están hechos los hombres del aire.

El 14 de noviembre de 2005 pereció en un accidente aéreo mi suegro, maestro, amigo y primo del Capitán pedro Ramírez, el capitán Jaime Alberto Ramírez, he ahí la razón de temer al numero 14...