Despierto, zumban mis oídos , todo me duele, tengo el sabor metálico de la sangre en mi boca y un dolor intenso me atraviesa, la lluvia estalla en mi cara y se confunde con este acufeno en una algarabía húmeda y fría que rueda por mi cara, migajas de vida que van y vuelven a medida que voy y vengo de la inconsciencia, trato de abrir los ojos pero están hinchados y no puedo ver, trato de moverme ...y siento un millón de agujas que se clavan en mi cuerpo y me mandan sin reclamos al desmayo.
Mi cara esta contra el suelo, huele a tierra, impoluta, ausente ella del sudor del campesino, del colono o del abono, la selva húmeda me abraza y la noche me envuelve, juntas me reclaman y no sé por qué… yo no pertenezco a ellas, que hago aquí? mis neuronas están gritando juntas y mi cabeza entra en franco inventario, estoy perdiéndome, no sé si en brazos de Morfeo o del mareo y suavemente me voy diluyendo en un océano de olvido.
Un sobresalto, siento que se me va salir el corazón, los recuerdos rechinan en mi cabeza como latas arrugándose y el olor a gasolina y muerte me sobrecoge, ahora todo es claro, ayer , salimos en mi avión hacia la finca, obviamente no llegamos!!, me siento de un brinco y ahogo mi dolor en un grito que resuena como un rugido por cañones y selva, miro el reloj y han pasado 24 horas desde que salimos, he estado inconsciente casi un día, la cabeza me da vueltas, algo no está bien en ella. Yo no venia solo, la piloto y la señora donde están? alzo la frente y hay una tarde plomiza y amenazante, un estrato gris-negro esconde los picos de esta parte de los andes, lentamente me senté y un aguacero reventó encima de mí y de mi suerte, bajo la cabeza para evitar el agua en mis ojos y ahí esta el avión, la trompa está parcialmente enterrada y el color plateado de las alas contrasta con el gris de los palos de monte, empapado de agua y de miedo, me dejo caer esta vez no por el dolor del cuerpo si no por la impresión de mi situación.
Con las ultimas luces del día saco fuerzas de donde ya no hay y por entre bejucos llego hasta el avión, sobre el capo arrugado reconozco la mano bien cuidada y el reloj de la piloto, miro en el color de sus uñas la marca de la parca, su pelo esta sobre el tablero y su cara esta contra los instrumentos, la pasajera esta reclinada hacia atrás con los ojos y boca abierta como si en ese ultimo exhalo de vida, se hubiese escapado su alma y la del hijo que esperaba, el silencio de ellas es un macabro reclamo hacia mi por estar parado inmiscuyéndome en un mundo al que aun no pertenezco y al que ellas ahora pertenecen.
Mi única salvación es salir de aquí, mis recursos son nulos, con el manual del aviòn empiezo mi viaje dejando hojas en lugares visibles por si encuentran el avión me puedan seguir y alcanzarme, me siento mareado y la realidad empieza a mezclarse con alucinaciones, a veces alguien me acompaña y hasta hemos tenido conversaciones, me habla de un rio muy transparente y un paisaje hermoso que yo conozco e insiste que debemos ir, me hallo solo gritando que no me voy, que me deje tranquilo, esto, solo para darme cuenta que había perdido el conocimiento y estaba delirando y aparte de la selva también estoy transitando en la frontera del juicio y la locura, llego a un aserradero de selva que esta deshabitado, es domingo y hoy no trabajan y mañana es día de fiesta así que estoy por mi cuenta.
Es de noche estoy muy mareado y me siento extraño, el frio no me afecta, ni la incomodidad, ni la oscuridad, ni la soledad, estoy en un lugar del aserradero y luego en otro y otro y no me acuerdo cuando me moví, la verdad mis piernas no quieren caminar mas, mi cuerpo está buscando descanso, mi cabeza se quiere reventar del dolor y ya prefiero estar con lo que proyecta mi cerebro que con lo poco que perciben mis sentidos, me acuesto para que no me coja parado, veo y pienso en mis hijos, mi mujer, mis hermanos, mi finca , mi billar octogonal, mis motos, mis carros, mis recuerdos , mis aciertos y desaciertos, tengo la boca seca y es casi imposible abrir los ojos, un sueño total me gobierna. Una paz me embarga cuando comprendo que estoy deshaciendo mis pasos y no lo niego, sentí nostalgia por vivir, pues creyendo que el sablazo que me había mandado la muerte, lo había evitado por suerte, para darme cuenta ahora en esta última noche cuando la parca me está abrazando y me dice jorge tulio entregate, que el templo del tiempo es el corazón de quienes te amaron y ahí no hay ni olvido ni tumbas.